Hoy traemos al blog un tema muy interesante debido al desconocimiento de su denominación. Es probable que en algún momento de nuestras vidas hayamos sufrido esta reacción emocional excesiva sin saber exactamente qué nos ocurría. 

Pongámosle nombre, estamos hablando del secuestro de la amígdala o “Amygdala Hijack”, término acuñado por el psicólogo Daniel Goleman. Para explicar reacciones emocionales incontrolables, Goleman, como experto en inteligencia emocional afirma que el secreto de que nos volvamos completamente irracionales está relacionado con la falta momentánea e inmediata de control emocional producida por la amígdala que asume el control de nuestro cerebro. 

Expliquemos esto más detenidamente. La amígdala es una estructura situada en la parte interna del lóbulo temporal medial que, junto con el hipocampo, hipotálamo y la corteza orbitofrontal, forma parte del conocido comúnmente con el nombre de cerebro emocional o Sistema Límbico. Este sistema regula las respuestas fisiológicas frente a determinados estímulos siendo esencial para controlar nuestra conducta como seres humanos; la amígdala destaca en nuestro Sistema Límbico debido a que su principal función es integrar las emociones con los patrones de respuesta correspondientes a estas tanto conductual como fisiológicamente.

Es importante entender que la amígdala no sólo produce una reacción emocional sino que también permite la inhibición de conductas debido a su vinculación con el lóbulo frontal. 

Cuando estamos sometidos a altos niveles de estrés tendemos a no actuar utilizando nuestra capacidad de raciocinio. Por ello, debemos pararnos a reflexionar y tomarnos un momento para respirar profundamente, es fundamental darnos un espacio entre lo que ha ocurrido y nuestra reacción para así evitar situaciones de las que luego nos podamos arrepentir. 

Una técnica muy recomendada para aliviar esas situaciones de pérdida de control emocional es la técnica de mindfulness, la cual consiste en una meditación centrada en la respiración como herramienta para eliminar el factor estresor. Ayuda a relajar nuestros músculos, templar nuestra ira y aliviar la sensación de presión en el pecho.