El concepto de Inteligencia Emocional fue utilizado por primera vez en el año 1990 de la mano de Peter Salovey y John Mayer, dos psicólogos norteamericanos. Además, numerosos psicólogos como Daniel Goleman, que publicó en español en 1996 su libro “Inteligencia Emocional” a través del cual obtuvo reconocimiento mundial, o Howard Gardner, conocido en el ámbito científico por sus investigaciones en el análisis de las capacidades cognitivas y por haber formulado la “Teoría de las Inteligencias Múltiples” (recibiendo por ella el Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales), han teorizado sobre este tipo de inteligencia. 

La inteligencia emocional se define como un conjunto de habilidades que una persona adquiere por nacimiento o aprende durante su vida, donde destaca la empatía, la motivación de uno mismo, el autocontrol, el entusiasmo, ser capaz de resolver conflictos, comunicar de manera efectiva o expresar sentimientos. En definitiva, estar capacitado para manejar emociones. 

Este tipo de inteligencia no consiste en alterar la capacidad de generación de emociones con respecto a diferentes estímulos del entorno, sino más bien en ver cómo reacciona la persona frente a ellas, que muchas veces son más impactantes que las emociones en sí que desencadenan esta acción.

Es común asumir que la inteligencia emocional es algo que tenemos o no, sin embargo, es un músculo que se puede desarrollar a lo largo del tiempo con entrenamiento. 

Algo que puede inducirnos a error y que no debemos confundir es la diferencia entre coeficiente emocional, capacidad de identificar y administrar nuestras propias emociones y las de los demás, y coeficiente intelectual, que es un estimador de inteligencia. Por ello, vamos a hablar sobre las características que presenta la Inteligencia Emocional en aquellas personas que la tienen:

  • Prestan atención a sus emociones.
  • Son conocedoras de sus sentimientos y no los reprimen.
  • Analizan sus objetivos/metas/proyectos e intentan razonar si aquello que se proponen es viable.
  • Dirigen su atención a las cosas que pueden solucionar o que les pueden ser útiles.
  • No pierden tiempo en algo que no pueden controlar.
  • Son autocríticas.
  • Utilizan la empatía para relacionarse mejor.
  • La motivación es algo que hay que destacar sobre la personalidad de un individuo con inteligencia emocional. 

Existen tipos de inteligencia emocional puesto que abarca diferentes características que definen el coeficiente intelectual de un aspecto de la persona. Encontramos cinco categorías básicas: 

  • Empatía: comprensión de los sentimientos de los demás y capacidad para comunicarse correctamente. Cada persona reacciona diferente dependiendo del contexto y de su experiencia.
  • Habilidades sociales: dominio de las relaciones interpersonales, saber gestionar los conflictos y cooperar. 
  • Autoconocimiento: ser conocedor de los sentimientos que uno tiene y saber cómo pueden afectar a las acciones que llevan a cabo.
  • Motivación: mantener el positivismo ante las adversidades. 
  • Autorregulación: ser capaz de autocontrolarse es esencial para la inteligencia emocional, es importante saber la duración de nuestras emociones y de qué manera influye en nuestras decisiones.

Una de las preguntas más comunes es, ¿podemos medir la inteligencia emocional? y, si es así, ¿cómo se puede hacer? Según los expertos no existe ningún test o prueba que nos indique el grado de inteligencia emocional que se tiene, como sí ocurre con el coeficiente intelectual. Al ser tan difícil de categorizar lo que se hace es plantear situaciones con los indicadores básicos, mencionados anteriormente, para poner a la persona en situación e intentar percibir cuáles son las habilidades con las que cuenta y, de alguna manera, evaluar su inteligencia emocional.  

La inteligencia emocional no es baladí, es igual o más importante que la inteligencia numérica, lingüística, artística, o, en resumidas cuentas, inteligencia tradicional. De hecho, estudios publicados en 2016 afirman que este tipo de inteligencia es beneficiosa para un desempeño laboral adecuado y fomenta la creación de mejores líderes.