La familia es un sistema muy ligado a la persona. Del mismo, parten las primeras interacciones en los niños y su influencia es total de cara al desarrollo evolutivo.

El inicio de nuestra vida depende, prácticamente en su totalidad, de las figuras que nos cuidan, que son nuestras figuras de apego. De esta forma, nuestro crecimiento de una forma sana y funcional, depende en gran medida de nuestro desarrollo en un “lugar seguro”, basado en la atención, los cuidados, la protección y el cariño.

Las familias disfuncionales son aquellas en las que sus miembros no se encuentran seguros y sus relaciones no se basan en el apoyo y ayuda que se necesita. Para detectar esto, lo primero es reflexionar sobre cómo nos sentimos hacia nuestra familia, teniendo en cuenta si nos sentimos respaldados a pesar de que el resto no esté de acuerdo con nuestras decisiones. Por otra parte, si el sentido de pertenencia hacia nuestra familia está deteriorado o sentimos una carga de problemas en vez de ayuda, también sería importante plantearnos las dificultades que nuestro estilo de familia nos está proporcionando.

Vengamos de donde vengamos, la clave es darnos prioridad a nosotros mismos, teniendo en cuenta nuestra estabilidad y nuestro bienestar psicológico. En muchos casos, cuando detectas que un familiar mantiene una relación disfuncional contigo, lo más común es alejarse. De aquí parten sentimientos de culpabilidad, ansiedad, depresión y crítica hacia uno mismo.

Las relaciones de apego pueden modificarse a partir de relaciones sanadoras, como la que estableces con tu psicólogo/a.

Asimismo, llevar a cabo un proceso terapéutico te hará tomar consciencia, priorizarte a todos los niveles y establecer límites para que no te ocasionen más daño. Por eso, es importante es conocer las señales que advierten de que te encuentras dentro de una familia disfuncional.

A continuación te mostraremos cuales pueden ser algunas de estas señales:

  • Los limites que no estén claros o sean demasiados estrictos/rígidos.
  • Los roles están invertidos y sean los hijos los que se encargan del cuidado físico y/o emocional de los padres.
  • Inexistencia de comunicación o que esta se base en la critica constante o en la manipulación psicológica.
  • Que existan temas tabús por la afluencia de ideas rígidas sobre la muerte, la sexualidad o la enfermedad.
  • Existencia de maltratos físicos, sexual y /o psicológico.
  • Adición algún miembro de la familia.

Te mando un abrazo.